Patek Philippe Calatrava Alta Joyería Referencia 4895R
Baselworld 2014
Comunicado de prensa
Ginebra, Marzo 2014
Arte magistral en femenino
El nuevo Calatrava de Alta Joyería Patek Philippe referencia 4895R auna de forma brillante y armónica, las líneas sobrias y depuradas del modelo Calatrava con un rico juego de diamantes. Este modelo combina como ningún otro el arte de los relojeros y la maestría de los constructores de cajas con la creatividad de los diseñadores de Patek Philippe y el saber hacer de sus talleres de engastado. El arte de la Alta Joyería La referencia 4895R, con su bello aderezo de diamantes, va alojada dentro de una caja de oro rosa de 18 quilates que se inspira en el clásico diseño redondo de la línea Calatrava –una de las más célebres creaciones de Patek Philippe, que vio la luz en 1932. Este juego de 162 diamantes baguette (para un total aproximado de 5,62 quilates) forma como un drapeado a ambos lados de la esfera, llegando a tener hasta cinco filas de gemas terminadas de forma oblicua a las 12h y 6h. Los diamantes de cada hilera van fijados mediante “engaste cerrado” dentro de un marco de oro rosa cuya cálida tonalidad ofrece un refinado contraste con el blanco resplandeciente de las gemas. Este tipo de engaste debe cumplir las más altas exigencias en lo que respecta a la selección de las gemas. Estas no solamente deben ser de calidad Top Wesselton Pur (es decir de un blanco inmaculado y sin inclusión), sino también presentar unas dimensiones, una forma y una talla irreprochables para que a partir de todos estos diamantes baguette pueda surgir un conjunto armónico. El responsable de esta selección es el gemólogo de la manufactura, quien durante horas, e incluso días, deberá mirar a la lupa cientos de gemas, colocándolas luego unas al lado de las otras y después seleccionar los 162 diamantes que permitirán realizar el elegante drapeado. Algo más fácil es elegir los 20 diamantes baguette (de un total de 0,72 quilates) que adornarán el clásico cierre de hebilla de oro rosa de 18 quilates que acompaña a la elegante correa de piel de cocodrilo brillante con grandes escamas cuadradas, cuyo negro armoniza a la perfección con el color de la esfera.
Antes de ser engastados en sus marcos de oro, los diamantes baguette vuelven a pasar por las manos del artesano lapidario, quien los tallará de nuevo uno por uno, en base a croquis e indicaciones muy precisos, con el fin de que encajen perfectamente en su montura y que sus lados formen unas juntas perfectas con las gemas contiguas. Este largo proceso pone claramente de manifiesto que el valor de un reloj de Alta Joyería no solamente se mide por el precio de las gemas preciosas, sino en gran parte también por la labor realizada por los diseñadores, gemólogo, artesanos lapidarios y engastadores que trabajan en un segundo plano, a lo largo de semanas, para que el reloj pueda desplegar toda su seducción en la muñeca de su feliz propietaria.
El arte de los creadores de esferas
La esfera de la referencia 4895 presenta un estilo a la vez sobrio y muy refinado. Su color negro intenso crea un magnífico contraste con el blanco reluciente de los diamantes y los suaves reflejos del oro rosa. Este acabado exige la aplicación sucesiva de doce capas de laca, y cada una de ellas debe ser impecable. Ninguna mota de polvo puede afectar la transparencia, lo que obliga a los artesanos a trabajar en un ambiente y una atmósfera de una limpieza extrema. Cada capa de laca debe estar completamente seca y cuidadosamente verificada para no dejar pasar ninguna impureza, antes de que el especialista proceda a la aplicación de la capa siguiente. A continuación viene la fase crítica del taladro de orificios destinados a los ejes de las agujas de las horas y los minutos, así como de las veinticuatro minúsculas “patas” de los doce índices que irán remachados en el reverso de la esfera. La elaboración de estas agujas tipo “dauphine” con dos caras pulidas y los índices de oro rosa de 18 quilates tipo “flecha” con tres caras pulidas exige asimismo un gran trabajo por parte de los artesanos. Su depurada geometría así como sus aristas vivas no toleran el más mínimo defecto de fabricación, lo que provocaría de inmediato el desecho de la pieza. Por este motivo, Patek Philippe no escatima ningún esfuerzo para hacer de la esfera, los índices y las agujas auténticas obras de arte en miniatura. Hay relojes enteros que tardan menos en fabricarse y demandan menos cuidados que la esfera del Calatrava referencia 4895.
El arte de la mecánica relojera
Pero la perfección tanto de la caja como del engastado y de la esfera no puede hacer olvidar el “corazón del oficio” de Patek Philippe: la mecánica relojera. La nueva referencia 4895 va dotada de un calibre calibre 215 de carga manual –un movimiento de leyenda que, desde su lanzamiento hace cuarenta años, ha sido continuamente optimizado y puede ser admirado a través del fondo transparente del reloj. El puente de rodaje de elegante curva, el puente de barrilete, el “coq” (puente de volante) recto y el puente separado de la rueda de áncora ostentan el típico motivo “Côtes de Genèe”; sus aristas van limadas en redondo y después cuidadosamente pulidas. La platina, visible entre los puentes y las ruedas, va totalmente perlada, con innumerables pequeños círculos que se superponen unos a otros. El movimiento, que oscila a una frecuencia de 28 800 alternancias por hora (4 Hz), va dotado de un volante Patek Philippe Gyromax®. Asimismo alberga, en exclusiva, un espiral Spiromax® patentado y fabricado en Silinvar®, un derivado novedoso del silicio. Gracias a las extraordinarias propiedades de su material así como a su original geometría, este órgano garantiza unos valores de marcha excelentes. Grabado en el puente de la rueda de áncora, el Sello Patek Philippe (un anagrama dorado con dos P) testifica la extrema precisión del reloj, cuyas severas prescripciones solamente toleran, para movimientos como el calibre 215, una desviación máxima de marcha de -3/+2 segundos al día.
La tradición de las esferas Patek Philippe
La esfera es descrita a menudo como el “rostro” del reloj y desempeña un papel esencial en el aspecto general de este último. Por ello, los fabricantes de esferas han figurado siempre entre los especialistas más apreciados en relojería, y mantienen con Patek Philippe unos lazos privilegiados. Cuando a principios de los años 30, en ausencia de sucesores provenientes de las familias de los fundadores, la firma Patek Philippe busca un comprador, la manufactura de esferas Stern Frères se impone entre los candidatos más serios. La empresa era conocida entonces como “el” especialista suizo de esferas. Afincada en Ginebra, contaba entre sus clientes a Patek Philippe. Los propietarios de ambas firmas se conocían y confiaban plenamente el uno en el otro. Así que, en 1932, los hermanos Stern “heredaron” los designios de Patek Philippe. La Manufactura ha seguido cultivando el gran arte de las esferas, como así lo demuestran las magníficas creaciones surgidas desde 1932 –ya se trate de esferas en esmalte “cloisonné”, pinturas en miniatura sobre esmalte, grabados “guilloché”, con engaste de piedras preciosas o, más recientemente, en fina marquetería de madera. El presidente Thierry Stern, que representa la cuarta generación Stern a la cabeza de Patek Philippe, demuestra claramente que no ha cambiado los genes de fabricante de esferas contra los de relojero, sino que lleva dentro de sí ambas tradiciones. Por este motivo, Patek Philippe posee su propio taller de fabricación de esferas en el que nacen creaciones tan refinadas como el nuevo Patek Philippe de Alta Joyería Calatrava referencia 4895R.