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Zenith

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LA HISTORIA DE LA MANUFACTURA

Cultivar con audacia la belleza y la absoluta precisión. Desde hace casi un siglo y medio, la Manufactura ZENITH le da forma al tiempo, en busca de la perfección última.

En 1865, bajo la impulsión de Georges Favre Jacot, se funda una de las más míticas Manufacturas de Alta Relojería. Visionario de 22 años, Favre Jacot es el primero en crear el concepto de Manufactura Relojera, reuniendo a todos los artesanos bajo un mismo techo y ofreciéndoles el calor y la luz que les permita así dedicarse plenamente a los guardatiempos que diseñaban. De la mano del hombre relojero, “manus” en latín, surgirá la etimología de la palabra “Manufactura”.

Una noche, Georges Favre-Jacot ajustó un movimiento que se le antojó como el más perfecto. Salió entonces a la noche plateada y alzó la mirada hacia la bóveda celeste. Y el cosmos le habló. Vio una gigantesca mecánica organizada en torno a la estrella Polar, semejante en su complejidad al juego de pivotes y de ruedas que giran alrededor de sus ejes. Entonces decidió bautizar su nuevo movimiento, y luego su Manufactura, con el nombre que designa el punto más alto del universo: ZENITH. Luego adoptó la estrella como símbolo, resplandeciente amuleto, guía celeste hacia un destino prometedor. Desde entonces, protegida por su destello, la Manufactura de las 2,000 manos de oro atraviesa el siglo XX con éxito: 1,565 premios, más de 50 calibres míticos, distribuidores por todo el mundo, de Nueva York a París, de Moscú a Tokyo. La historia está en marcha, conducida por hombres y mujeres excepcionales que, conscientes del tesoro que tienen entre manos, lo desarrollan con amor, en el respeto de los valores fundadores: belleza, verdad, integridad, precisión y complejidad dominada. Y lo que es más, no contentos con perpetuar la tradición, la reinventan.

Actualmente la Manufactura sigue manteniendo su apuesta: poner la belleza al servicio de la perfección mecánica conjugando con sutilidad tradición y modernidad. Y en el cielo sigue brillando la estrella del ZENITH, como si Georges Favre-Jacot, sentado en la acera del mundo, velase por su patrimonio y observase el trabajo de sus sucesores.