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Version vom 30. März 2012, 22:35 Uhr
Alpina
Alpina es ante todo una marca relojera independiente cuya sede se encuentra en Plan-les-Ouates, Ginebra. Alpina es también una historia de hombres y mujeres con una pasión relojera que se supera día a día para ofrecer relojes de alta calidad, creativos e innovadores.
En la primera planta de esta manufactura ultramoderna, en un ambiente con atmósfera controlada y sin partículas, experimentados relojeros ensamblan los calibres y relojes manualmente. El diseño innovador y en constante evolución se confía a ingenieros y diseñadores que trabajan con ordenadores y máquinas de última generación como el CNC.
El desarrollo de nuevos calibres como el AL-950 es una prioridad para la empresa, que se implica en todas las etapas de la fabricación de sus relojes, desde el diseño inicial hasta el ensamblaje final sin olvidar el control de calidad. Los relojes Alpina cuentan con la etiqueta Swiss Made, prueba de su calidad. Además llevan la marca “Genève”, lo que implica que al menos el 50% de su valor añadido se fabrica en el cantón de Ginebra.
Historia
Todo empezó en 1883 con la fundación de la “Corporación de relojeros suizos” cuyo objetivo era reducir el precio de los componentes relojeros al reagrupar las compras. El concepto tuvo un rápido éxito y la Asociación empezó a producir sus propios calibres. En aquella época contaba con la representación de varios países como Alemania, países del Este y de Europa del Norte.
En 1901, la Corporación adoptó el nombre de “Union horlogère” y registró la marca “Alpina”, la cual aparecería exclusivamente en la esfera de los relojes de calidad superior. Un salto en el tiempo nos lleva hasta el año 1938, el año en que Alpina presenta el modelo Alpina 4 el cual, como su nombre indica, reúne cuatro cualidades importantes: amagnetismo, hermeticidad, sistema Incabloc antichoques y caja de acero inoxidable. También incorpora uno de los calibres más robustos de su generación, el calibre manufactura Alpina 592 de cuerda manual, que se seguirá usando durante muchos años.
La línea deportiva de Alpina tuvo el mayor de los éxitos gracias a las mejoras técnicas aportadas hasta 1971, fecha de inicio de la crisis relojera. La inundación del mercado con relojes electrónicos deja muy poco espacio a la marca, que, pese a todo, sigue reuniendo a unos pocos adeptos con el afán de mantener el espíritu de la época dorada de Alpina.
En 2002, la marca Alpina pasa a pertenecer a dos emprendedores y apasionados de la relojería, Aletta y Peter Stas, cofundadores de la marca Frédérique Constant. Durante la Feria de Basilea del 2003 se presenta una nueva colección y la marca Alpina recupera sus mejores galas.
El mes de enero de 2006 marca un nuevo hito en la historia de la marca, que establece su cuartel general en Plan-les-Ouates. En la actualidad, y tras mas de 125 años de existencia, la marca se distribuye en más de 200 puntos de venta en todo el mundo.